
El Mundial de Brasil está siendo muy reconocido en todo el mundo, y no sólo es por sus flamantes estadios y el magnífico lavado de cara de las urbes que serán sedes del mayor evento del fútbol mundial.
Ya hace semanas que el Mundial de fútbol de Brasil está copando las portadas de los noticiarios de medio mundo. Cada día llegan a nuestros oídos nuevas huelgas y manifestaciones, como la que estos días está saturando São Paulo, que con más de 15 millones de habitantes, se ha visto saturada por una feroz huelga de los trabajadores del metro, transporte usado cada día por 5 millones de personas (para hacernos una idea la provincia de Barcelona tiene 5,5 millones de habitantes). Por suerte para los habitantes de la urbe, la huelga se ha suspendido por el momento, pero seguramente se retomarán el día de la inauguración para saturar los accesos en metro al estadio inaugural, el Arena Corinthians. Para más inri, dicho estadio a falta de sólo dos días para su primer partido está aún sin terminar, como los estadios de las ciudades de Cuiabá y Curitiba.
Otro problema que se está haciendo fuerte en estas últimas horas son las lluvias que están azotando el sur de Brasil. Las selecciones de España y Ecuador, que se alojarán durante el campeonato en Curitiba y Porto alegre, respectivamente, empiezan a mostrar bastante preocupación, porque las crecidas de los ríos que las lluvias pueden ocasionar podrían afectar de forma importante a ambas ciudades.
Otra cosa que está encendiendo cada vez más a la población brasileña es que los gastos que está generando la construcción de todo lo que necesita este Mundial están engrosándose cada vez más, y la smbra de la corrupción planea sobre ello. Actualmente, los gastos ascienden a 3.700 millones de dólares sólo en la construcción y remodelación de estadios.
Un mar de problemas en un mundial que se presenta caliente, a pesar de que en Brasil están a punto de llegar al invierno.
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